martes, 22 de noviembre de 2011

Una madrugada un hombre de mediana edad se levanta por el carraspeo y la tos de su garganta, al mirarse las manos que se avía puesto en la boca descubre sorprendido que a tosido sangre, asustado por el acontecimiento decide ir esa misma mañana al médico.

Cuando llega al médico, nuestro hombre narra los hechos ocurridos al buen doctor. Este le examina rigurosamente la boca y el pecho, pensativo decide hacerle varias radiografías y diferentes exámenes clínicos. Cuando los resultados de dicha prueba llegan, el médico hace llamar a consulta al buen hombre. El hombre se sienta y escucha al médico muy atentamente. El médico le mira preocupado y después de unos cuantos titubeos le dice que tiene cáncer.

-No puede ser. Dice el hombre sorprendido. -¿Cómo que no? Lleva usted fumando un paquete de tabaco desde que tiene doce años. Le dice el médico sin comprender la sorpresa del hombre.

El hombre aturdido, casi catatónico, enfurecido y con lágrimas retenidas en los ojos, saca muy agresivamente un paquete de tabaco del bolsillo lo postra sobre la mesa y le dice al médico:

-Ya se pero es que usted no lo entiendo doctor, yo fumo sí, pero solo fumo Fortuna.

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