martes, 21 de septiembre de 2010

La casa de los girasoles parte I

Salía el sol en la casa Jon
Era un día de verano, el sol irradiaba sonrisas con cada rayo de luz.
Los girasoles pasaban los días acariciando cada rayo de seda, mientras que las noches las pasaban con melancolía llorando al sueño del sol.
Jon era un niño, un niño que no miraba el sol, ni notaba sus caricias de seda, jugaba sentado esperando al mañana, y el mañana nunca era.

Entre columpios de frío hierro y toboganes de húmeda madera Jon no se columpiaba, observaba el aleteo de una mosca de verano, el frescor con la que una mosca se arrasca las manos.
Pensativo acariciaba a la mosca y esta se dejaba acariciar.
Unas lágrimas de entraña salían de los ojos de Jon, llantos de calor que se apagan y sonaban sin escala ni harmonía por el parque de girasoles.
Los mil ojos de la mosca pensativa que se digna a preguntar……….

Mosca.

Yo que todo lo veo y mis ojos que todo lo ven, no logro entender porque un niño de tan corta edad arranca aullidos que rebotan en los confines de la tierra y llegan de vuelta con tal cansancio que ni el más fuerte pinchazo de aliento les haría recobrar su fuerza.
¡Niño! ¿Dime que es lo que te pasa para cantarle tormenta al sol?

Jon
Mosca amiga, Mosca hermana, yo que poco he visto y nada recuerdo, yo Mosca amiga que lloro y canto, que canto llantos de las entrañas más profundas de mi ser.
Triste estoy y no sé por qué.

Mosca.

Raro es, raro es. Yo que todo lo he visto y que de todo me acuerdo, una solución te ayudaré a encontrar. Explícame el cuadro con pinceladas concretas, y entre los dos hallaremos el enigma oculto.

Jon
No puedes hacer nada.
Nose… no conozco, no soy consciente de problema alguno, sin embargo uno hay.
Día tras día desde hace 3 años, vivo en un sin vivir, la fuerza de mi memoria se desvanece, las imágenes no son grabadas en mi cabeza, ni los tactos, ni los olores, las personas recién conocidas vagan en el olvido… las cosas que me eran conocidas caen en la duda y en el desconocimiento como una piedra cae a un pozo.
Sólo soy consciente del tiempo que corre.

Mosca.
Entiendo……

Jon
Yo que no comprendo alegría alguna, que no soy consciente ya del dolor, sufro.
Mi querida Mosca, una cicatriz veinte veces más larga que tú posa en mi garganta, y lloro, lloro por no recordar el triunfo de mi hazaña o la torpe y mal hecha proeza que me llevo a sufrir esta herida, quien sabe si fue un repentino accidente fruto de mi olvidada ¡de mi ya olvidada vergüenza! o abono ¡de mi ya perdido orgullo!

¿Dónde queda la alegría del recuerdo? ¿La esperanza del futuro? Añoro, añoro…no recuerdo lo que añoro.
¿Dónde brota la melancolía del pasado? ¿La tristeza del recuerdo? Añoro, añoro….no recuerdo lo que añoro.


Lagrimas de harina escupen mis ojos, Mosca querida, harina de un pasado sin molde y de un futuro sin horno.

Mosca
Yo que he visto y he vivido no sabría con cual de mis ojos llorar, que desgracia tan grande niño, no se cual será el motivo de tu maldición.
Soy pequeña y atenta…..reposo y leo las fatalidades de otros…conozco las desgracias...duermo y vivo en ellas.
Pero tu maldición resulta inhabitable para mí, de mi compresión sale este enigma.
Tu sombra es difícil de digerir, ¿dónde se esconde tu alma niño? Sin alma no hay recuerdo, sin recipiente no hay reposo, no logro entender, no logro entender.

¿Qué mosca mal avenida te ha picado? ¿Pequeño animal indefenso, cuál es tu camino de vuelta? ¿Tu recorrido de lloros? ¿Dónde quedaron tus sonrisas? Indefenso ante el pasado, débil ante el futuro, y sin poder andar el presente.
Maldigo al ser humano, animal o espíritu que te haya maldecido con semejante hierro.

Acompáñame antes de que el mañana mate mi rostro.

Jon
Agradezco tus mil miradas de compasión…pero nada hay que hacer.

Mosca
Acompáñame, no seas tonto, ni tú sabes si has intentado enderezar la enfermedad.
Y como no vengas nunca sabrás.

Jon
Voy, parto contigo, tan solo porque mi alma es iluminada, por la esperanza que deslumbran todos tus ojos.

Mosca
Si esa es la razón, que así sea.

La mosca guiaba a Jon por un sendero estrecho, el parque se alejaba en el horizonte y la verde hierba se olía como perfumes de tierra.
Ganado se divisaba en el prado, vacas y toros con el sol pastando.
Las polillas dormían en el aire y las mariposas moldeaban las nubes con un tacto tierno de aleteo.
Jon estaba confuso, cada cosa que veía nada reconocía, las maravillas del paisaje eran descubiertas día tras día como un nuevo regalo.
La cara de la moneda vieja, vieja para quien la tiene en su bolsillo, nueva para quien la adquiere de intercambio.
Su vida era la moneda, y su memoria el intercambio, siempre nuevas experiencias y nuevos recuerdos, experiencias que no pasaban a ser viejas y recuerdos que no llegaban a ser recuerdos.
Tan solo el tiempo………………….. La arena que corre por los hilos frágiles de la vida le quedaba como puñal consciente a Jon.

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