sábado, 30 de julio de 2011

zombi

Son las cuatro de la mañana, voy de camino a mi casa, de la estación de tren hasta la cálida comodidad del hogar. Intento coger el camino más largo porque tengo miedo a que mis reflexiones sean boicoteadas por la corta distancia que separan el sueño de la cama.
He pasado toda la tarde y parte de la madrugada viendo películas y series sobre el holocausto zombi, 17 largas horas bebiendo cerveza y comiendo pipas, una paliza para mi estomago y para mi cerebro.
Que feliz seria mi vida si las calles estuvieran plagadas de zombis, el problema del existencialismo seria reducido a un solo problema, existir. Mi imaginación da para mucho amigos, intento imaginarme como me mantendría vivo en semejante catástrofe con una escopeta y un bate de beisbol, que felicidad, como si de una película se tratase, estaría encerrado en un centro comercial con todos mis queridos y queridas, y por supuesto con un pivonazo que sería el amor de mi vida, un pivonazo que me querría porque soy la última elección sobre la faz de la tierra, pero me querría igualmente y eso es lo que cuenta.
No hay problemas, que felicidad, tan solo existir, la única cosa que sé hacer hoy en día y la única cosa que se podría hacer en un ataque zombi.
Pero ¿porque me alarmo tanto? Por un momento siento el remordimiento en mi estomago, un cabron llamado culpa me ataca desde mis propias entrañas, me doy cuenta de lo que acurre.
¿Con quien sobreviviría a un ataque zombi? En mi subconsciente salvo a unos y mato a otros, bueno no los mato, me limito en imaginármelos a dos patas, babeando sangre y comiendo tripas y vísceras de otros conocidos. Que putada, ¿pensáis que he salvado a toda mi familia? ¿ a todos mis amigos? ¿ a todos los que me caen bien tal vez? pues NO.
De mi familia se libran pocos, de mis amigos…prefiero no hablar, de mis conocidos solo se libran los que tienen recursos para sobrevivir, mis ex novias están todas muertas (excepto tu) y quieren vengarse de mí masticando mi corazón y comiéndose mis deliciosas tripas como si de un postre se tratara. La mayoría de gente me cae bien se que acabarían siendo un estorbo igual que yo, lo que pasa que es mi fantasía y yo soy el protagonista a si que decido que les muerdan. He convertido a tantos familiares, amigos y ex novias en zombis que me corroe la culpa. Me da vergüenza decir sus nombres, me consideraríais un monstruo, si supierais como puedo convertir en la hija de los vecinos en una puta niña zombi come perros fliparíais, mi abuela ( tu no, la otra), mi compañero de curro( tu no, el otro) mis amigos( tu, si.)etc, etc, etc.. No sé si soy una mala persona. Que se jodan, mi mente mis normas. Creo que debería de cambiar de género durante un tiempo a la hora de ver una peli.
Estoy frente el portal de mi casa y tengo un cigarrillo de emergencia siempre guardado, me lo fumo para poder concluir mi reflexión.
Pero cuando me planteo seguir reflexionando la reflexión se acaba, subiré tranquilamente me haré una paja y dormiré, total, si hay un ataque zombi seguramente me pille durmiendo.

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